Urge venta, precios imposibles

Nosotros desde Totalliquidación asumimos los precios que ofrecemos gracias al volumen de venta generado con anterioridad y si a esto le agregamos que somos los que fabricamos ó traemos de primera mano, nos da que perdiendo en muchos casos también se gana.

Fijar precios sin cometer errores

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Oportunidades que nacen con los problemas

 

Al asumir las riendas de nuestra salud emocional, empezamos a desarrollar una mirada más sabia. Extraer el aprendizaje oculto de la adversidad forma parte de nuestro día a día.

 

Para saber si seguimos anclados en el victimismo o, por el contrario, estamos entrenando el músculo de la responsabilidad, basta con verificar cómo estamos mirando e interpretando nuestras circunstancias: como "problemas" o como "oportunidades". El hecho de que percibamos la realidad de una manera u otra es determinante para comprender por qué nuestras vidas son como son, y por qué a nivel emocional estamos obteniendo unos determinados resultados.

Frente a esta dicotomía, es interesante señalar que un problema es cualquier cosa, situación o persona que provoca que nos perturbemos a nosotros mismos. Empecemos con un caso sencillo y cotidiano: imaginemos que tenemos un amigo muy impuntual, que suele llegar 15 minutos tarde cada vez que quedamos con él. Como cualquier otra acción, la impuntualidad no es buena ni mala; eso sí, tiene consecuencias. De ahí que estos juicios morales dependan de nuestra forma de verla e interpretarla. En función de qué opinión tengamos acerca de la impuntualidad -y de cómo esta nos haga sentir- puede que consideremos este hecho como un problema.

Curiosamente, hay quienes ven esta situación con otros ojos y no se molestan ni se enfadan cuando esta persona se retrasa nuevamente. Aceptan y respetan la conducta de su amigo. El verdadero problema jamás se encuentra en nuestras circunstancias, sino en nuestra mente. La raíz de nuestras perturbaciones reside en nuestros pensamientos. Y estos, en nuestras creencias limitadoras y erróneas de cómo deberían ser las cosas.

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Vender con simpátia

No se trata de ser el más gracioso de la reunión. Ni siquiera el más listo. Pero caer bien al primer vistazo es una baza que nos puede abrir muchas puertas personales y profesionales. Te contamos algunos trucos que te pueden ayudar.

Ya lo dice el refrán: No es lo mismo ser gracioso que caer en gracia. Y esta verdad inapelable se convierte en dogma en la actividad profesional. No se negocia igual en un ambiente favorable, ni se obtienen los mismos resultados. Hay personas que siempre saben qué palabra decir en el momento más oportuno, que por algún extraño motivo parecen congeniar con todo el mundo y que despiertan en los demás un inexplicable sentimiento de afecto. Es decir, nos caen simpáticos. Y esa simpatía hace que nos mostremos favorables a sus planteamientos incluso aunque sean opuestos a nuestros intereses. ¿Cómo lo consiguen?

Para los expertos, hay algunas claves que son fundamentales y comunes a cualquier situación y que, como asegura Andrés Pérez Ortega, asesor en posicionamiento personal, “están relacionadas entre sí y se retroalimentan” porque consiguen crear un sentimiento de confianza y complicidad:

Autenticidad
No hay nada que atraiga tanto como ser uno mismo. “Al final es un juego de confianza. Se trata de ir con la verdad por delante y aceptar los errores. Nos caen bien los que van de cara. No tienen que ser los más agradables o extrovertidos. De hecho solemos decir que nos cae bien alguien, a pesar de su rudeza, si dice lo que siente. Mi experiencia es que a un vendemotos se le detecta pronto. A las personas no nos gusta llevarnos sorpresas y si percibimos que alguien es lo que parece, nos cae mejor”, añade.

Efecto 'uno de los nuestros'
Nos gusta la gente que es igual que nosotros, con la que nos sentimos cómodos. Es lo que Juan Carlos Alcaide, socio director del Instituto de Márketing de Servicios, denomina comodidad emocional: “Se trata de que la gente que esté contigo se sienta cómoda y confiada. Solemos sintonizar mejor con aquellos que se parecen a nosotros: intereses comunes, aficiones compartidas, imagen similar, ideas y valores parecidos.

Actitud positiva
La gente que cae bien es optimista, enérgica y siempre encuentra soluciones. La negatividad puede resultar graciosa en un primer momento pero acaba produciendo antipatía y rechazo. “Quienes tienen esta actitud positiva buscan nuevos caminos, no se rinden, no difunden rumores falsos, son persistentes, animan a la gente de su entorno en momentos malos. Mi experiencia me dice que se detectan rápidamente y son capaces de levantarte el ánimo en los peores momentos”, defiende Pérez.

Es decir, ser uno mismo, transmitir complicidad y confianza y derrochar optimismo resultan cruciales para crear un buen efecto al primer vistazo. Hasta aquí la teoría. En la práctica, existen algunos trucos interesantes para conseguir este triple efecto. Hemos consultado a los especialistas y nos han dado 10 técnicas.

Final del cuerpo del art�culo

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